... de paseo en San Lorenzo...

sábado, 16 de abril de 2011

INFLUENCIA DE LA FAMILIA EN EL DESARROLLO ESCOLAR

Tanto la escuela como la familia son portadoras de la función que les es asignada y esta determina principalmente que características psicológicas se acentúan y cuales se transforman.


Partimos siempre de considerar, por eso, a la familia como una institución social desde su carácter como sostén biológico, afectivo, económico del sujeto y a la vez por su dinámica interna, como un grupo a través del cual el sujeto adquiere las cualidades primarias de subjetividad que lo distinguen como ser social, portador en sí mismo de las características principales que lo distinguen como perteneciente a un determinado régimen social.

En la edad escolar, los patrones generales de influencia de las prácticas educativas de los padres sobre la autoestima, dependencia, motivación de logro del niño, etc., continúan siendo válidos (con referencia a la edad preescolar).

Para dar un ejemplo, encontramos continuidad en el hecho de que los niños educados en ambientes democráticos siguen manteniendo las características positivas detectadas en los años preescolares; si además los padres han mantenido exigencias de conducta madura y una consistente exigencia de cumplimiento de reglas, la capacidad de los niños para tomar iniciativas, asumir el control de situaciones y esforzarse en las actividades cotidianas, es aún mayor.

Si en la familia, durante la etapa preescolar el niñ@ ha resuelto la problemática de conquistar un lugar propio, no interfiriendo las relaciones entre sus padres u otros miembros adultos de su grupo familiar , lo que le conduce a no tener una relación de competencia (en la que compite con uno de ellos en tanto gana el favor del otro) ; es decir, supera con ayuda de los padres, una relación lineal con estos; por una relación triangular, llega a la escuela con todos los poros abiertos para aprender todo lo nuevo que le espera. La competencia legítima es con sus iguales para ganar un lugar entre ellos y situarse de un modo auténtico en el grupo escolar; así puede lograr mejores habilidades sociales que lo sitúan en el lugar de los niños que tienen éxito en la escuela.

Generalmente los padres que puedan lograr esta triangulación son los que facilitan el tránsito hacia el nuevo espacio escolar.
Hoy en día se sabe que la escolarización obligatoria supone una ampliación considerable de los contextos de socialización externos al hogar, cobrando una importancia creciente, la familia continúa ejerciendo una influencia notable sobre el niño.

En otros terrenos, como es el de la influencia en el comportamiento agresivo, sí se da un cambio evolutivo. El control estricto sin explicación de las normas se asociaba durante los años preescolares con niño dóciles, no agresivos; este patrón continúa siendo así solo si se ve acompañado de niveles razonables de afecto, ya que, si esto no sucede, es decir, si junto a un comportamiento autoritario se da falta de afecto, comienzan a aparecer comportamientos antisociales; en concreto, el castigo, especialmente el castigo físico, encuentra una conexión particularmente acusada con la agresividad del niño, en cuanto que estos pueden ver en sus padres agresivos un modelo de comportamiento por imitar, siendo a veces frecuente que se manifiesten como dóciles en el contexto de la familia, pero agresivos en otros ambientes (en la escuela, con los iguales).

También resultan especialmente relevantes sobre el desarrollo de la agresividad aquellos patrones de comportamiento paterno que se caracterizan por ser en ocasiones permisivos y en otras punitivos ante un mismo comportamiento del niño. Es probable que los altos niveles de permisividad propicien en el niño la creencia de que la expresión de tendencias agresivas es completamente aceptable.

La influencia de los padres en esta etapa se deja notar también de forma marcada en la socialización de los roles sexuales. En la familia convencional, las madres tienden a manifestarse como sumisas, emotivas, sensibles a las situaciones interpersonales, afectuosas y aceptadoras; en contraste, los padres suelen aparecer como más dominantes, independientes, asertivos y competentes a la hora de hacer frente a los problemas. Es así como en el interior de la familia se reproduce la tipificación sexual que caracteriza a nuestra sociedad, de forma que los niños tenderán a imitar estos patrones, sobre todo cuando estos modelos resultan atractivos y son afectuosos.

La tipificación sexual no solo se produce a través de la imitación de los modelos, sino también mediante prácticas educativas diferenciadoras, de forma que a los niños se les anima a que sean independientes, competitivos y controlen sus sentimientos (“los niños no lloran”), mientras que a las niñas se les enseña a ser afectuosas, hábiles en las actividades interpersonales, emocionalmente expresivas y dependientes. Los juguetes y las ropas que se les compran, la decoración de sus habitaciones, etc., son ejemplos adicionales de este proceso de tipificación a que acabamos de hacer referencia.

De todos modos en el actual contexto histórico-social, por influencia de los medios de comunicación, las prácticas educativas en las familias tienden a ser más homogéneas. Es un modo de ser de la sociedad, influyendo desde la familia para que desde esta garantice la perpetuación del régimen establecido. Solo, que la familia desde su dinámica, puesto que es además de institución social, un grupo básico; puede alcanzar otro modo de ser de sus interacciones y preparar desde ella al sujeto ideológico para la transformación y el cambio. Para ello ha de ser preparada.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

- Colectivo de autores. (2003) Selección de lecturas del Desarrollo escolar. Tomo I. La Habana Editorial Félix Varela.

- Martínez C. (2003). Salud familiar. La Habana. Editorial Científico-Técnica.

viernes, 11 de marzo de 2011

EL VÍNCULO AFECTIVO EN LA VIDA INTRAUTERINA

La realidad del vínculo

El término vinculo o apego ha sido acuñado por la literatura psicológica para denominar todas aquellas relaciones que se establecen entre las personas y fundamentalmente entre madre-hijo, padre-hijo o cuidadores y viceversa.

Desde el paradigma biológico, se define como aproximación, caricia, miradas, alimentación o higiene. Desde un modelo psíquico-afectivo, el apego es inclinación hacia elementos que pueden estar cargados de naturaleza material, psíquica o espiritual pero a la vez esa inclinación se apoya en procesos cognitivos y expresiones de emociones como desagrado, temor, inseguridad. Desde la realidad social, se centra en las relaciones que se entretejen a lo largo de la vida de una persona.

Estas tres realidades se ponen ya de manifiesto en la vida prenatal: desde la realidad biológica, el feto que va estructurándose a través de su código genético, establece con su base bioquímica una forma de comunicación con el organismo de la madre, sintiéndose afectado por estos intercambios y por los derivados de las situaciones biológicas y psíquicas de la madre. Físicamente, madre e hijo sí comparten unos sistemas neurohormonales que son vitalmente importantes para ambos, pues es la forma en que la madre y su hijo intrauterino establecen un diálogo emocional.

La realidad afectiva se pone de manifiesto desde la vida intrauterina estableciéndose así una interacción entre las señales que la mamá percibe (movimientos fetales) y la forma en que dichas señales son correspondidas por ella (comunicación a través del tacto). Estas señales emitidas por el feto y percibidas por la madre generan en ella sentimientos de seguridad, ansiedad, temores, afecto, etc. que serán igualmente percibidos por el feto a través de los mecanismos neurohormonales que dichos sentimientos generan en el cuerpo de la mamá. Partiendo de aquí, resulta imposible hacer una distinción entre lo biológico y lo afectivo, pues las emociones desencadenan en ella unos fenómenos biológicos —secreciones hormonales—, que van a modificar el medio biológico que está constituyendo para su hijo en desarrollo. Así pues, podríamos hablar del apego como realidad bio-psíquica, en continua interacción.

En la vertiente social, el diálogo activo que se entabla entre la madre y el futuro niño se amplía por medio del diálogo entre mamá y papá, y la madre y el ambiente social. Estos diálogos son interdependientes entre sí e incluyen una serie de procesos psicológicos, emocionales, bioquímicos y psiconeuroendorinológicos que son experimentados por la madre, y como consecuencia también por el niño intrauterino, de forma positiva o negativa dependiendo de cómo influyan en la madre las situaciones ambientales próximas como pueden ser la pareja, la familia o el trabajo.

Por tanto, partiendo de estas tres realidades, el vínculo afectivo prenatal se desarrollaría a través de tres canales de comunicación como serían el fisiológico, el conductual y el simpático. Este diálogo comienza sobre un nivel muy temprano del desarrollo intrauterino, cuando la madre experimenta los movimientos fetales (fisiológico), y responde a ellos a través de un encuentro con su hijo (conductual-simpático) independientemente del grado de desarrollo morfológico del niño. Se produce ya, desde ese momento, una respuesta hormonal hacia el embrión por el impacto psicológico que para la madre supone ese encuentro.

martes, 8 de marzo de 2011

¿Qué es la Educacion Especial?

Hasta hace poco tiempo, cuando un niño nacía con "problemas", se escolarizaba o internaba en un centro especializado, o simplemente no se le escolarizaba. Ello respondía a una concepción de la Educación Especial como una educación diferente para los niños especiales. Este modo de entender a los niños con alteraciones en su desarrollo, unido a una falta de información a los padres y a la ausencia de otros recursos educativos, fomentaba el aislamiento de estos alumnos, e impedía, en muchos casos, que alcanzaran un óptimo desarrollo de sus capacidades y de su proceso de socialización.

La actual concepción de la educación entiende que todos los alumnos necesitan una serie de ayudas pedagógicas para conseguir los objetivos generales establecidos. Estas ayudas serán más o menos específicas dependiendo de las características de cada niño.

En este sentido, la Educación Especial deja de ser la educación de los niños diferentes, para ser el conjunto de recursos materiales y personales de que disponen los centros para facilitar que todos los alumnos con algún tipo de discapacidad alcancen los objetivos establecidos y, sobre todo, alcancen su óptimo desarrollo personal y social.

Muchos niños, sin embargo, presentan unas características que requieren unos apoyos y adaptaciones tan importantes y precisos que los centros ordinarios no pueden permitirse. En estos casos, y dirigidos a los alumnos en estas situaciones tan específicas, se crean centros específicos de educación especial, o unidades de educación especial en centros ordinarios.

Por tanto, la Educación Especial es la destinada a los alumnos que presentan necesidades educativas especiales, por padecer graves discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales, o por manifestar importantes trastornos de conducta.

Así, se entiende que un niño está escolarizado en régimen de educación especial cuando:

- acude a unidades de educación especial en centros ordinarios, o
- acude a centros específicos de educación especial.

Este tipo de escolaridad sólo se lleva a cabo cuando el tipo de discapacidad hace imposible su integración en centros ordinarios. Además, la decisión es siempre revisable; es decir, dura únicamente el tiempo en que se mantenga esa imposibilidad de integración.

jueves, 3 de marzo de 2011

Diciembre 2010

Mis hermosas alumnas: Sofita, Daniela, Sofia, Zaira y Vicky.

COMENZAMOS NUEVAMENTE


Hola a todos!!!

Estamos comenzando un nuevo ciclo lectivo y las espectativas son muchas, tanto de los niños y jóvenes como de los papis y de nosotras que como docentes comenzamos la tarea de enseñar nuevos contenidos y nuevos aprendizajes.

Les deseo a todos un hermoso comienzo de clases y que sea un año lleno de ÉXITOS y LOGROS para todos!!!

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